El 2 de marzo de 1941, la cofradía de las Cigarreras bendecía la imagen de nuestra titular, la Virgen de la Esperanza, talla realizada por Luis Jiménez, procesionando varios años con dicha corporación. Si bien, en 1959 es sustituida por la de Miguel Láinez y la talla primitiva es devuelta a la viuda del escultor, Eugenia Caramé. Nuestra hermandad buscaba una talla mariana que se ajustara a los cánones de la misma. Asimismo, contactan con Eugenia para ceder a la Virgen de la Esperanza, con la condición de que la advocación se conserve. En 1962, la corporación recibe a la dolorosa de la mano de la viuda, saliendo por primera vez al año siguiente en el paso de la Virgen del Rosario, Patrona de Cádiz. Tanto la cabeza como las manos fueron llevadas a Valencia para ser intervenidas y dotarle de un nuevo candelero. Sin embargo, en 1976 Alfonso Berraquero retalla la cabeza de la dolorosa, incorporándole nuevas manos, candelero y policromía nueva.

En 2015, la Esperanza recupera parte de su esplendor que tuvo antaño por el escultor Luis González Rey. Se le aplicó una nueva policromía, eliminado de elementos metálicos en el candelero, descubrimiento y limpiado de los ojos, al estar ocultos por ojos pintados de color verde y nuevas manos. El rostro de la imagen de Nuestra Señora es ensimismado, cuya cabeza se ladea hacia la derecha. Los ojos son de cristal, de color marrón, del que salen cinco lágrimas, tres a la derecha y dos a la izquierda. La boca se entreabre, los labios son carnosos y la nariz es larga y grande. El pelo es tallado, al que se le añade una peluca natural, mientras que el cuello es fino. La imagen posee unas expresivas manos que acentúan la mirada de la Virgen, destacando el tratamiento de las mismas. Por último, la talla es de candelero, una estructura troncocónica que actúa como un cuerpo más ligero, que arranca desde la cadera. Normalmente, son de ocho listones que terminan sobre una base, todo ello realizado en madera.

San Juan Evangelista, comúnmente llamado el Discípulo Amado, es el más joven de los 12 Apóstoles, acompañando en todo momento a la Santísima Virgen, aquel que le dio la noticia que su hijo iba hacia el Monte Calvario y que también acompañó a la madre de Jesús en la crucifixión de su hijo y al final de sus días. Hijo de Zebedeo y María Salomé y hermano de Santiago el Mayor, Juan era natural de Betsaida y fue el único apóstol en no morir martirizado, al contrario que los otros apóstoles. Sin embargo, fue martirizado ante la Puerta Latina, donde a Juan le esperaba un caldero con aceite hirviendo, pero al tocarlo, se convirtió en agua de rosas.

La talla es obra de Alfonso Berraquero, realizado en 1994 de talla completa y con los brazos anatomizados. El rostro es de gran expresividad, donde la boca se abre, donde se muestran los dientes. Los ojos producen cierta melancolía, las cejas son largas, en el que se acentúa el ceño y la nariz es larga. El santo apóstol mira hacia la derecha. El pelo se concibe en grandes mechones en el que le confiere gran movimiento. Sus manos demuestran un buen conocimiento de la anatomía, en cuya mano izquierda porta, en la mayoría de las ocasiones, una palma.